Excelentísimos
miembros de dirección, excelentísimas Autoridades académicas,
ilustrísimos miembros de decanato y becarios del mayor, queridísimos
invitados y Residentes. Amigos todos.
Bienvenidos
a esta edición del Acto de imposición de decanato del Colegio Mayor
Belagua Torre 2, en este curso 2011-2012. Antes de empezar, quisiera
agradecer la presencia en particular de dos personas que nos
acompañan hoy aquí. La primera por supuesto, mi asesor y amigo el
Doctor Jesús Pueyo. Me siento muy honrado de que sea él quien me
introduzca en este mundo del decanato. Y en segundo lugar, a Don
Fernando Sainz de Aja, ilustre decano de Torre I, en representación
de lo que espero sea un año de unión entre las dos torres.
Debo
empezar por decir que siento un cierto vértigo al hablaros desde
este lugar y con este atuendo. Sólo pararme a pensar en quienes
fueron los últimos que lo ocuparon ya me produce escalofríos. Y es
que si Torre se caracteriza por algo es por la enorme calidad de sus
residentes durante tantos años.
Sólo
debemos echar un vistazo a quienes comparten conmigo hoy esta
celebración, mis compañeros de decanato. Tengo la obligación
personal de dedicarles este párrafo, ya que sin ellos, este discurso
y mi persona quedaríamos en entredicho. En primer lugar
nuestro ipsosecretario, Guille Escolano, flamante heredero del trono
de Ramonsón. Nunca se vio en Torre una persona con más fuerza para
transmitir y llegar a la gente. En segundo lugar, Jorge Panera,
nuestro Vicedecano segundo. Sobran las palabras para referirse al que
muchos consideran el residente más querido de la Torre. Con su
fantasía es capaz de ilusionar a cualquiera con un proyecto. Y en
último lugar, y ni mucho menos por ello menos importante, mi gran
amigo Rodrigo Sánchez Bayona, nuestro vicedecano primero. Una
persona capaz de demostrarnos a todos que la excelencia se puede
combinar de una manera sublime con la naturalidad y la simpatía.
Mirándoles,
yo me pregunto: “¿Qué locos decidieron que fuera yo el encargado
de dirigir este sarao?”. Cualquiera lo haría cientos y miles de
veces mejor que yo, y aún así, ha sido a mí al que le ha tocado
este dulce marrón. Quería agradecer a todos los que han depositado
en mí su confianza, en primer lugar a nuestro ilustre director Juan
de los Ángeles, bajo cuyo mandato somos capaces de sacar adelante
este Navío.
¡Noo
penséis que voy a empezar otra vez con las metáforas náuticas! A
mí lo de las alegorías no se me da muy bien, dejo lo de los
viñedos, las catedrales y las historias de alta mar para otros.
Aunque sí quería resaltar, aprovechando que estoy aquí, que Torre
2 no es un mísero bergantín, ¡Es un poderoso transatlántico!
Recuerdo
perfectamente el acto de imposición de decanato de mi primer curso.
El ilustrísimo Exdecano Nicolás Varela dirigiéndonos este mismo
discurso. Recuerdo muy bien la emoción en su voz cuando se dirigía
a todos nosotros, hablándonos de lo que había sido para él los 5
años más maravillosos de su vida: su estancia en Torre 2. Yo no
entendía, como muchos de vosotros hoy, a qué venía tanta
emotividad, me decía a mí mismo “¿Pero qué le pasa? ¡Si no hay
para tanto! es verdad que la gente es maja pero… ¡Aquí no podemos
salir más allá de las dos los sábados!”. No me culpéis, creo
que esa es la mentalidad con la que entra casi todo residente que
tiene la gran suerte de recalar en Torre 2.
Tres
años más tarde, aquí frente a vosotros, le entiendo. Y es que
Torre no es un lugar más. Me atrevería incluso, a decir, que Torre
no es un Colegio Mayor. Es mucho más que eso. Es nuestra casa. Para
el que le parezca un poco fuerte lo que acabo de decir sólo tiene
que pararse a pensar lo que considera que es para él, su casa. Es el
lugar donde viven personas muy queridas, un lugar donde la armonía
se consigue gracias a que todo se hace desde el cariño y la
dedicación de esas personas que quieren lo mejor los unos para los
otros. Es un lugar en el que uno se siente orgulloso de vivir, y se
identifica con él.
Mirando
a los becarios de este curioso hogar, veo a esas personas que sacan
las cosas adelante. Personas quizás liadas con obligaciones de todo
tipo pero que siempre tienen el mejor momento para dedicarlo a lo que
más quieren. Luego están los de segundo, que serían como los
hermanos mayores, que tienen la obligación de enseñar con cariño y
comprensión a sus hermanos pequeños, cómo funcionan las cosas. Y
por fin, los hermanos pequeños, los nuevos, que muchos no os
enteráis apenas de qué va la cosa pero estáis muy a gusto aunque
no sepáis muy bien por qué. ¡Perdonad que haya incumplido mi
palabra de no hacer metáforas, pero como diría Juan, en el mundo de
la “discursística” es un recurso muy recurrido!
A
vosotros los nuevos es a quien me quería dirigir llegados a este
punto. Permitidme que me ponga un poco filosófico, aunque a mí no
me pegue nada. Allá va.
Ser
universitario implica en las personas un modo de vida consistente en
buscar la propia identidad. Autorrealizarse a través de la búsqueda
de aquello que nos llama la atención, nos fascina y el esfuerzo que
hacemos para alcanzarlo. La fuerza de la universidad se halla en la
capacidad que sus miembros tienen de pensar con originalidad,
libertad y energía creadora. Tomando la iniciativa en proyectos e
involucrándose de lleno en ellos.
De
esta manera nos llegamos a identificar con aquello que vivimos y
llegamos a SER eso que vivimos. Esto que pasa en la universidad, pasa
también con Torre. Uno entra siendo Pepito y acaba siendo Torre 2.
¡Toma ya!, ¿Qué os ha parecido?
A
pesar de todo esto, quisiera preveniros ahora, aún a riesgo de tirar
piedras contra mi propio tejado, contra un poderoso enemigo y éste
es el confundir los medios como fines. Me explico. En la práctica
sería como considerar la vida del colegio mayor como lo único en la
universidad. Y esto sería muy peligroso. Torre es tan sólo un
medio, aunque quizás el mejor medio, para lograr que esta etapa, la
etapa universitaria, sea una experiencia inolvidable que nunca
olvidaréis. En ella cabrá el estudio intenso, las amistades, el
deseo de culturizarse y el pasárselo muy bien.
Consiguiendo
un equilibrio entre estas cosas se puede hacer de este tiempo esa
experiencia única y que además os convertirá en los hombres
íntegros que seréis el día de mañana, influyendo en la sociedad
portando el sello inconfundible de la factoría Torre 2. Aquí
encontraréis aquello que os definirá en el futuro y a los amigos
que os acompañarán en la maravillosa aventura de vuestras vidas.
Yo
os animo mucho a que os involucréis en este proyecto que tanto me
ilusiona a mí y al resto de decanato. ¡La Torre es muy grande! ¡Si
tenemos al mismísimo oráculo de Delfos con nosotros, tenemos
personas que dan discursos al Santo Padre! ¡Y ganamos el Rector de
fútbol del año pasado a pesar de que algunos no se hayan querido
enterar!
Ya
para acabar no podría despedirme sin recordar a todas las personas
que han hecho que yo esté aquí ahora mismo. En primer lugar a mis
padres y hermanos y luego a la buenísima gente que me he encontrado
aquí durante estos años, que me han hecho crecer tantísimo como
persona. Empezando por los que ya no están: Xavi Domenech, Chicho,
Mario, Zambrotta, Rufo, MAT… por citar algunos, ya que podría
estar horas recordándoles a todos. Y acabando por los que sí estáis
y agradezco de todo corazón que estéis conmigo en el día de hoy.
Gracias
de antemano por lo que va a ser, seguro, un año increíble y mi más
sentido abrazo a todos. Gracias
FOTO??!!??! debemos poner siempre que podamos una foto...
ResponderEliminarYa... creo que dentro de poco habrá un "nomeacuerdodelnombre" en internet en el que podamos archivar las fotos de torre en el que será posible subirlas, cogerlas, verlas, aborrecerlas, memorizarlas... Cuando consiga una adecuada la pongo!
ResponderEliminarLas fotos de la fiesta de decanto están en dropbox...
ResponderEliminarNo las encuentro...
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